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Tortilla de patata

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Tortilla de patata Abro la nevera. Miro. La cierro. Voy a la despensa. Miro. Salgo. Vuelvo a la nevera. La vuelvo a abrir. Miro en las tres estanterías superiores y, haciendo un leve giro de cabeza, la dirijo hacia la puerta. Mantequilla, quesos de varios tipos (Philadelphia nunca falta, parmesano y García Vaquero "el queso cowboy"), huevos... Abro los cajones de la fruta y la verdura. Aún quedan unas cuantas judías verdes que empiezan a perder su frescura. Cierro la nevera. Enciendo la tele y pongo "Canal cocina".  Aparece un joven que en 20 minutos es capaz de hacerte dos platos y a veces hasta tres. Me trago cómo hace los champiñones a los cuatro quesos y el pollo al provolone con almendras. Y aún le sobran 50 segundos que dedica a decorar el plato con un poco de cebollino. Deja la cocina bastante sucia. Apago la tele. Entro en la despensa: latas, patatas, algo de bollería industrial insana, cola-cao, macarrones... Abro ...

Mi personaje

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Mi personaje Voy a construir un personaje Quiero que sea alguien importante. Que no deje indiferente.  Tiene que tener un algo …  digamos único. Especial. No me vale con un calificativo al uso: alto, calvo, inteligente, pobre, americano … Sorprendente, enigmático, inusual …  podrían encajar más, pero tengo que buscar más. No puede ser alguien anodino con un trabajo monótono. No valen cajeros de banco ni corredores de seguros, pero tampoco me vale con actrices, investigadores, astronautas o miembros de una expedición. Demasiado previsible. Sé de antemano que le pasarán muchas cosas. Mi personaje tiene que gustar, como las personas, a primera vista bastante pero mucho más con la distancia corta. Tiene que tener esa llamada personalidad que dice todo y no dice nada. Que la suma de sus acciones, sus palabras, sus movimientos y, lo más difícil, sus pensamientos e ideales, no dejen duda de lo completo de la misma. Pero me apetece que...

TETRIS

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TETRIS Eres para mí el plato de mi taza de café Yo soy para ti una plaza donde aparcar Fuiste llave de mi cerradura Fui timbre de tu puerta Puedo ser el gemelo para tu camisa Y tú el pendiente para mi oreja Me gusta ser el vino que cae sobre tu copa Te gusta ser la tapa de mi caña Sé boli para escribir en mi papel Seré el marcapáginas de tu libro Sé cubo, que yo seré pala Sé hilo, que yo seré aguja. Yo soy aceite, tú vinagre. Busquemos la sal.

Un día curioso

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Un día curioso Ha sido curioso. Yo, como siempre. El día, no. Algo extraño ha estado pasando. Por la mañana me hice el zumo de naranja de rigor para el desayuno y me lo tomé rápido, como suelo. Aún resuenan en mis oídos voces femeninas educadoras diciendo “Tómatelo rapidito para que no se le vayan las vitaminas…”. A la par que saboreaba la posterior tostada con jamón y aceite, leía en mi Tablet un artículo desmintiendo el hecho de que el zumo pierda sus propiedades con el paso de las horas. “Tan sólo ve modificado un poco su sabor”, terminaba la autora aguafiestas. Salí a dar un paseo y aproveché a hacer recaditos. Paré en la droguería a comprar aguarrás y me volví a preguntar, como de niña, por qué recórcholis se llamará de esa manera. Le pregunté a Siri y me contestó en francés, curiosamente. Los niños habían cambiado el modo del idioma. Además de darme los buenos días tan amablemente como siempre, Siri me explicó que el vocablo viene del holandés “droog”....

Buenas... noches

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Buenas ... ... noches. A dormir ... ... mucho. Hasta ... ... mañana. Que descanses ... ... mucho. Si Dios ...  ... quiere. Adiós...  ... chat@. Te quiero ...  ... infinito. Te quiero un ocho tumbado, unas gafas y dos círculos tumbados ... ... pegados... ... y ...  ... atornillados.

A su debido tiempo

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A su debido tiempo Cuando la vida era lenta te gustaba flirtear con las palabras; dedicar el tiempo a mirarte al espejo; andar despacio sin darte cuenta; hacer nada mucho tiempo sin prisa.  Eran lentos los pasos y lentas las miradas.  Y lento era el paso del tiempo... Un día daba de sí y  en una semana cabían mil vidas, mil sentimientos - todos ellos recordados - sin luchar contra la memoria... Los días tenían de verdad 24 horas y cada minuto su 60 segundos, todos ellos íntegros, verdaderos, vividos, inmensos.  Un verano era casi una eternidad: con sus altibajos, sus momentos de euforia, sus reveses. Con rostro quemado y olor a after sun. En un mes un amigo era tu mejor amigo; un profesor, el mejor profesor de la historia; cualquier libro, el mejor libro leído. La canción de tu vida sonaba en la radio una vez y ya lo era.  Cada aprendizaje era un descubrimiento, aunque a veces creías saberlo todo... desconociéndolo todo. En una no...