El rencor
Me echaron de la casa a patadas,
como se echa a las ratas, a los animales inmundos, a los ladrones de poca monta
o a los borrachos que no pagan la cuenta.
Me esforcé por enseñarles todo lo
que sé, amasando en cada situación la mejor fórmula. Me esmeré en hacerles a
todos ellos los mejores en mi materia. Puse el alma.
Primero enseñé al padre. Era
“bueno de pelar” y costó. Luego a la madre. Los hijos lo aprendieron mirando en
ese espejo.
Me echaron a gritos… pero
aprendieron… y dentro se los quedaron.
¡Serán rencorosos!
Comentarios
Publicar un comentario