Mi crítica política
Mi crítica política
La clase política española está en horas bajas, días bajos,
meses bajos… décadas bajas. Espera que
me remonte a Montesquieu que se inventó el poder legislativo, ejecutivo y
judicial…
Me cuesta hacer memoria y encontrar políticos “de profesión”
y, más aún, “de convicción”.
Digo yo que habrá quien nazca con vocación, como
el que nace músico o pintor. Vamos, que me imagino yo que debe haberlos buenos.
Pero sólo debe…
Tenemos a unos que, rompedores, vienen a prometer y prometen
un cambio coyuntural plagado de palabras con acento marketiniano y mucha labia.
Acting, mentoring, atrezzo y mucha retórica, esta sí, de Aristóteles.
Y hay quien se ilusiona, se suma a una “kdd” en una plaza
con renombre nacional, manda un “tweet” a sus amigos para darles coordenadas y
espera que “esta savia nueva” le saque del atolladero. Busca en Facebook a ver
si les sacan del atolladero. Se meten en Instagram a ver si por fin les sacan
del atolladero… Y en Whastapp nadie les saca del atolladero, salvo sus
familias, las incondicionales.
Tenemos a otros que, decadentes, pudieron prometer y
prometieron una vida mejor que algunos cataron y a otros… ni rozarles.
Pero hay quien se ilusiona y piensa que es “el menor de los
males”, que “más vale malo conocido”, que al fin y al cabo no han robado tanto…
Y uno en una trama; y el otro en un ayuntamiento; y el otro “y
su cuñao”; y el de los trajes; y el de los pisos con azotea; y el del trato de
favor… ¡Pues va a ser que algo sí que han robado! ¡Vamos, que les pago la
señora de la limpieza a todos los políticos del país! ¡Y las vacaciones a
cuerpo de reyes… si me apuras!
Tenemos también a los que “ni chicha ni limoná”, “un pan sin
sal” que dirían en mi pueblo. Que ponemos a un chico joven y guapete porque
esto nos sube las audiencias y las intenciones de voto y nos ayuda con eso de las coaliciones... aunque luego ya no importe si es guapo o no.
Y alguno se cree que es una alternativa viable y el voto se
va para allá, como a un pozo sin fondo.
Y luego los “equipos locales” con ansias de grandeza,
queriendo comer para crecer y ser más. ¡Qué cansinos!. “Si no me queréis, irse”,
que diría La Faraona. Tan a gusto nos quedamos los que queremos ser parte de un
todo.
También las tenemos a ellas, a las de las cuotas de género. ¡Chúpate
esa!. En la búsqueda de la paridad (y venga con los eufemismos), van y nos
colocan a unas cuantas… ¡que sí!, que se han mostrado dispuestas – que no es
poco con la que está cayendo – pero cuya valía es aún demostrable. Que tienes
cuota y eres mujer, pues ya vamos y te damos “Defensa”, que de ello debes saber
“un huevo” habiéndote quitado a los moscones en las discotecas…
No, si yo lo que soy es mujer, no válida. Parecen decir…
“Yo de política no sé” es lo que dice mucha gente. Yo sé
poco, pero tengo orejas. Y también tengo corazón.
No veo políticos de vocación. Que la política sea violín y
lo toquen sin que chirríe. Que sea lienzo y pinten al óleo, con técnica
precisa.
Veo gente que saca adelante su pequeño negocio, con
intuición y trabajo. Veo gente que dirige equipos en empresas sin que le hayan
enseñado, únicamente utilizando el menos común de los sentidos. Veo amas de
casa que organizan milimétricamente el calendario escolar de sus hijos, junto
con las extraescolares, los proyectos con sus correspondientes manualidades y
las revisiones médicas… y, después, los deberes.
Vamos. Que tan, tan, tan difícil no sé yo si es.
Y, mientras, escucho con atención el “noticiario mañanero”
intentando encontrar un mensaje creíble. Alguien que sea la excepción a la
norma. Alguien que logre esperanzar.
Sigo esperando.
P.D-Oye,
pues al final ha salido un discursito con algo de fondo. Mucho más que el que
encuentro en cualquier mitin político.
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