Regalos
REGALOS
Era una chaqueta espantosa. Podría buscarse algún
otro calificativo: inadecuada, demodé, anticuada, arcaica, anacrónica... pero
el adjetivo más adecuado era ESPANTOSA.
Que no se me note y “a otra cosa mariposa”.
En cada ocasión, en cada nuevo evento, la emoción al ver un paquete se torna en decepción o en sorpresa.
El caso de los patines fue justamente el opuesto.
Al abrir aquel grandísimo y brillante paquete de color rojo, la emoción rebosaba
en la estancia. La emoción de los grandes regalos siempre existe. Se trata de
una reminiscencia infantil: gran paquete = gran regalo. Esa lógica aplastante
de los niños fue la que acompañó a la apertura de aquel gran regalo que eran
aquellos preciosos patines blancos de bota de ruedas amarillas. No
podían existir patines más bonitos en toda la "tierra terrestre",
pensaba aquella mente que relacionaba grandes cajas con grandes y
maravillosos presentes.
PRESENTE. Bonita palabra.
Lejos estaba de imaginar las manos de su abnegada
madre cargando con una bolsa cuyas asas se clavaban incesantemente.
Un gran regalo que había supuesto una gran carga
para su gran y abnegada madre.
Lo del pijama de corazones alberga todo el
romanticismo de la primera juventud. Recién estrenados los diecisiete, la vida
misma era un corazón y creerse más inmerso en los sentimientos que los
demás... un hobby.
Llegó al mismo tiempo que los Reyes Magos y
trajeron consigo una sorpresa que podía no haberlo sido. Se había "dejado
caer" en los paseos de aquella regia calle...
Aquel pijama romántico cambió de tercio y fue
atrezzo del absurdo de Ionesco. Y, tras lavados y lavados, quedó en el camino
del olvido que no se olvida. El que se recuerda con uno de esos corazones rojos
que plagaban un inigualable y pintoresco pijama.
Trajo consigo ilusión e ilusiones.
ILUSIÓN. Bonita palabra.
Regalos: qué gran acierto; qué gran error.
Qué quedar bien, qué cumplir, qué agasajar hay
detrás de cada uno de ellos.
Esos primeros regalos para celebrar cada mes
juntos. Como si el amor cumpliera años cada mes. El amor cumple años cuando
quiere. Y, si quiere, dos veces al mes. Si le apetece celebra San Valentín y,
si no, celebra otro Santo, o un café, o que amanece un nuevo día juntos.
El amor cumple años cuando quiere y regala cuando
quiere.
Los joyeros, los jerseys, los pendientes... eran
la excusa perfecta para hacerle una dedicatoria a la ilusión del comienzo.
¿Y los meditados? ¿Los más personales que la
misma personalidad de quien los recibe?
PRIMER
SOBRE -"Id a casa, haced la maleta y tomad la Carretera de Burgos hasta el
km. 80. Allí abrid el 2º sobre".
Eso no tiene precio. Es más parecido a un pijama
de corazones que a un regalo de boda.
SEGUNDO
SOBRE -"Coged dirección Cantabria".
Un camino por recorrer hacia lo desconocido con
buen sabor de boca.
TERCER
SOBRE - Un hotel con nombre encantador.
El agradecimiento a ese gran regalo sin gran
paquete ni lazo.
Los pijamas, los perfumes, los bolsos. Lo que
gustó y lo que no; en lo que se acertó y en lo que no. En lo que acerté y en lo
que no.
Y entonces fue cuando llegaron otros regalos:
Trazos dificultosos en los que se intuía un
nombre importante. Cada "eme" en una línea y, con suerte, las "aes" con cierta poca
distancia como para permitir su legibilidad. Primero un “MAMÁ” para dar paso a
un “mamá” que terminaron en un “Mamá”. “Subir bajar subir, subir bajar tachar.”
Tamaños desproporcionados para unos padres
altísimos a los que, levantando apenas ciertos palmos del suelo, se les debía
percibir como MUY importantes.
Los “Teciero”, los abrazos nocturnos, las charlas
sorprendentes con planteamientos imposibles para una mente adulta, las ocurrencias
y las palabras a su manera. Sin lazo, sin papel celofán, sin dedicatoria. El
regalo del día a día.
Objetos variopintos y aparentemente inservibles convertidos,
gracias a la varita mágica de una mini-mano y a su amplia sonrisa al
entregarlos, en el más preciado presente. Rollos de papel, botellas, cajas de
cerillas o cápsulas desechables, bajo el hechizo de su personita, daban paso a
fresas donde colocar notas, colgantes insólitos o broches de animales.
Todo firmado con sus nombres medio rusos, medio
árabes o griegos. Ciudadanos del mundo que regalan con amor.
AMOR – Bonita palabra.
Regalo. Presente. El regalo es el presente.
Y el regalo de ser verdaderamente grande para
alguien. Tan grande como el tamaño de un paquete con gran lazo y papel
brillante.
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